“A la selva pueden ir todos, pero la Selva no le permite entrar a todos”. En cuanto escuchamos esta frase, supimos que nos encontrábamos, frente a la mejor historia. Agnieszka, Eryk, Norbert viajaron desde lejanas tierras, 25 horas de distancia, mas unos cuantos días más por taxi, camión y trasporte rural para llegar a la aventura de Montes Azules. Mario Chambor y Geramias los esperaba en Sack Nock, Lacanjá Chansayab, comunidad de Ocosingo, Chiapas y de donde partirán y comenzaría la gran aventura de nueve días y ocho noches en medio de la Jungla. Los aventureros de origen Po- laco, llevaban un año preparando este viaje, sabían que requeriría de estar atentos ante el mas mínimo detalle, ya que una vez adentro de esa es- pesa y húmeda Selva, lo olvidado podría traerles serios problemas. Rugidos de monos saraguatos, tigrillos jaguares, ver manadas de jabalí, monos araña, ocofaisan, búhos, encontrar caprichos de la naturaleza figura de árboles, largas caminatas sin camino marcados, dormir en hamacas, cocinar con leña, tomar agua de lianas, cruzar ríos con gran corriente, adentrarse en ruinas abandonadas y devoradas por la Selva. Hacían un contraste al momento de aguantar miles de piquetes de hormigas, garrapatas, moscos y otros insectos a los cuales ya no estamos acostumbrados a convivir. Y que sin duda ponen a prueba y se redescubren los límites físicos y mentales. Haciendo una versión actualizada de ti mismo. Para esta aventura extrema necesitas espíritu y es un orgullo que cada vez son mas los valientes la toman y quiere conocer a La Selva, la gran maestra.

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