Por: Maya Turistic
La gastronomía de México no sería la misma sin sus salsas, esas mezclas que se vierten sobre las proteínas más populares de las cocinas de este país. Cualquiera que se jacte de ser mexicano sabe de salsas, y no solo de las verdes y las rojas, sino de aquellas que se elaboran con toda clase de ingredientes y que son íconos de la tradición culinaria de la República.
La salsa pipián es una salsa de Quintana Roo, que es muy interesante y poco común ya que se prepara con pepitas y ajonjolí. Aunque su verdadera belleza está en su consistencia espesa, su textura áspera y su sabor indescriptible – lleno de diferentes matices.
Como la mayor parte de los platillos icónicos de México, el pipián encuentra su origen en la época prehispánica. En su libro Historia General de las Cosas de la Nueva España, el fray Bernardino de Sagahún cuenta que Moctezuma disfrutaba mucho del pipián. En aquel entonces, el platillo consistía en “una cazuela de gallina hecha con chile rojo, tomates y pepitas de calabaza molidas”. El español asegura que los indígenas le llamaban a esto totolin patzcalmollo.
Ahora, sí resulta imposible describir el sabor de la salsa pipián imagínese cuando se mezcla con el pollo. Se genera un sabor que le va a fascinar, le aseguramos que va a pedir más.
Para acompañar este platillo puede hacer combinaciones divinas usando el rojo del arroz a la mexicana o el blanco del arroz campesino o el verde del arroz Poblano. En Quintana Roo el preparado es de origen maya y existen varias formas de hacerlo.
¡Aquí te presentamos una al estilo Maya Turistic!
INGREDIENTES
1 pollo grande
1/2 kilo de tomate verde
100 gramos de pepita de calabaza
100 gramos de almendra limpia
3 chiles poblanos
6 chiles verdes
Un manojo de perejil
4 ramas de epazote
Cominos, clavo y canela al gusto
Ajo y cebolla
PREPARACIÓN
Se pone a cocer el tomate con los chiles verdes, se muele con el ajo y la cebolla, los cominos, ajo y canela, y se pone a freír en manteca o aceite. Cuando está bien frito se le agrega el epazote, cilantro y perejil molidos y, por último, la pepita y las almendras doradas y molidas junto con el chile poblano, también asado y molido. Se le añade una bolita de masa del tamaño de una nuez. Cuando está frito todo, se le agregan el caldo de pollo, y éste ya cocido y partido en piezas. Se sazona a fuego muy suave.