DESTINOS/ Veracruz: El manantial de Acayucan

Por Maya Turistic


Proveniente del vocablo náhuatl “Acayo-can o Acayu-can; acayo, lleno de cañas; derivado de acatl o caña y Can, lugar; “lugar lleno de cañas o lugar de carrizos”. Acayucan es un municipio ubicado en la región Olmeca del Estado de Veracruz. Antiguamente fungía como el punto de penetración comercial en la ruta de Tenochtitlán a Tuxtepec y en la actualidad  es conocido como “La Llave del Sureste” sobrenombre que recibe por seguir hallándose en un punto geográfico donde confluyen varios caminos, lo cual reviste la importancia comercial que tiene esta zona para los municipios vecinos.

Recorrer Acayucan es perderse un momento en el tiempo, quizás hallarse en una ciudad en donde aún se respira un ambiente campirano otorgado por habitantes de los municipios cercanos, podría resultar aburrido. Sin embargo, recorrer su animado zócalo que luce un kiosco tradicional y admirar la hermosa iglesia de San Martín Obispo, con sus dos torres y campanas, así como el precioso atrio central, es una buena razón para visitar el hermoso lugar.

Quizás el viejo puerto sea muy joven en comparación con el hogar de los orgullosos acayuqueños, quienes afirman que si tomas agua del Temoyo, el viejo manantial sagrado, nunca podrás dejar esta ciudad.

Temoyo es parte del origen y desarrollo de Acayucan; de su historia, de su cultura, de su imaginario y de su identidad. Pues a menudo se escucha la leyenda principal: el que toma agua de Temoyo, ya no se va de Acayucan; y si se va, regresa.

Muchas son las historias que se cuentan de este lugar, se dice que por los años 80s en el barrio de Temoyo, en la calle Belisario Domínguez, a medianoche, aparecía una cerda grande, negra, trompuda y de tetas protuberantes que correteaba a la persona que se le atravesaba. A muchos espantó y los vecinos aseguraban que se trataba de una bruja nagual que vivía en el mismo barrio San Diego.

Era igualmente de dominio público que por las noches y procedente del monte llegaba a La Bomba (la fuente) un sobrenatural jinete, montado en pavoroso caballo azabache. También la chaneca visitaba el lugar, la chaneca es una mujer joven, de tez blanca, con cabello largo que le da más abajo de la cintura, crespo y castaño, que viste de blanco. En cuanto a esto, se cuenta que una vez un muchacho que en una ocasión tuvo necesidad de cruzar por Temoyo al alba, vio a una mujer con dicha descripción y muy hermosa que se estaba bañando junto a la fuente.

Por 1960 dos jóvenes que a la medianoche subían a la Loma de Temoyo, se toparon con una bola de mujeres que bajaban rumbo a los manantiales, y que venían platicando y riendo con gran alboroto. Cuando éstas los cruzaron, los muchachos voltearon curiosos a verlas, pero ella ¡habían desaparecido!. También se cuenta que hubo un tiempo que por la noche el diablo llegaba a Temoyo, y se sentaba en la bola del manantial mientras fumaba un puro y al terminar partía al panteón. Era negro, pero con apariencia de hombre. Iba a descansar en el cementerio. Desaparecía allá.

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