Unas de las pocas culturas puras que que- dan de nuestros antepasados mayas, son los lacandones “hach winik” que significa hombres verdaderos, ubicados en el estado de Chiapas en la Selva Lacandona.
Quienes hemos tenido la oportunidad de convivir de cerca sabemos que su corazón es puro y noble, están dedicados a la conservación del medio ambiente, tiene claro que la madre naturaleza los surte y los alimenta, siempre y cuando no abusen de ella, es por eso que ellos llevan un control en cuanto la agricultura se habla, para evitar la deforestar de la selva.
La comunidad se encuentra actualmente distribuida en cinco principales aldeas: Al norte, en las cercanías de las ruinas mayas de Palenque se encuentran dos: Nahá y Mensabäk. Hacia el sur, cerca de las ruinas de Bonampak se hallan las otras tres: Crucero San Javier, Bethel y Lacanjá-Chansayab. Su vestimenta son túnicas blancas para los hombres y túnicas de flores de colores, adornadas con collares de semillas para las mujeres tanto hombres como mujeres llevan el cabello largo. La única diferencia es que los hombres lo dejan suelto, mientras que las mujeres lo llevan recogido hacia atrás tipo cola de caballo o trenzado.
Aunque ya se cuenta con acceso a alimentos procesados, la mayoría continúa cultivando, cazando y pescando su propio alimento, llevando una alimentación a base principalmente de frijol, yuca, lame, frutas y animales silvestres. Y en algunas temporadas disfrutan de los manjares exóticos de las ranas, hongos y caracoles.
Dentro de sus tradiciones son sus rituales a los elementos de la madre tierra para ellos, el respeto hacia su entorno era indispensable para mantener el equilibrio natural y de sus vidas. Así evitar desastres naturales como huracanes, incendios e inundaciones, y enfermedades en la población.
En la actualidad, la influencia de otras religiones ha logrado que se fusionen sus creencias antiguas con las nuevas. Incluso llegando a dejar de lado sus creencias primitivas.