Su uso iba más allá del utilitario, ya que guardaba un sentido ritual y sagrado. En algunas ceremonias era ofrecido a los dioses o a los emperadores como regalo divino. Su origen es diverso, pero se sabe que los zapotecos y mixtecos trabajaban con perfecta maestría el barro negro.
Su técnica en acabados era reconocida en todo el imperio mexicano.
Su existencia es milenaria pues desde épocas prehispánicas se usaba para la elaboración de piezas como jarrones, platos y jarras.
Estamos hablando de el barro negro de Oaxaca, uno de los materiales más impresionantes que existen en nuestro país.
Y es que su profundo color e incalculable valor hacen de este barro una materia prima que representa y edifica la identidad del estado de Oaxaca, que a través de las manos de sus talentos artesanos comparten con el mundo belleza, tradiciones, costumbres, historia, comparten a México, al SURESTE MEXICANO.
Para hacer cortes o formas extravagantes, hay que ser cauteloso y detallista en cada pieza.
Finalmente, el brillo se obtiene al pulir a mano los instrumentos con cristales de cuarzo y volviéndolo a secar al sol por otros días. Después se coloca en un horno, casi siempre de leña, por un día más, donde adquiere su distintivo color, el cual se obtiene gracias a las propiedades del barro en sí y no a los colorantes.
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